martes, 7 de mayo de 2013

LA INMENSA VORACIDAD DEL IMPERIO PUEDE DESATAR LA 3ERA. GUERRA MUNDIAL

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Por: Pedro Díaz Arcia
Los objetivos estratégicos de las grandes potencias occidentales se ocultan tras la verborrea de la lucha por la libertad de naciones con enormes reservas de petróleo, entre otras riquezas naturales.
El presidente estadounidense, Barack Obama, aseguró el viernes que el supuesto uso de armas químicas por parte del régimen de Bashar al-Assad podría implicar una operación militar por parte de Estados Unidos. Aunque agregó que estaba a la espera de que las “evaluaciones de inteligencia” confirmaran o no el acierto. Fuentes que, como se sabe, responden a las voces de mando de Washington.
Pero se imponen algunas interrogantes: ¿Quiénes dictan esas “reglas del juego”? ¿Qué potencia o grupo de potencias establecen las normas, determinan cuándo son violadas, y cuáles los castigos que deben sufrir por la herejía?
Obama está sometido a una fuerte presión por parte de legisladores republicanos que lo incitan a organizar una fuerza internacional que intervenga militarmente en la nación árabe y “controle” su arsenal de armas químicas. Los servicios de espionaje de Reino Unido alegan contar con evidencias sobre la existencia de estas armas; es decir, se incrementa la campaña mediática que pudiera justificar ante la opinión pública futuras acciones injerencistas de mayor envergadura.
No hay que olvidar que Siria, cuya población es un mosaico de etnias, se encuentra en la ribera oriental del mar Mediterráneo y comparte fronteras con Israel, Líbano, Jordania, Irak y Turquía.
El pretexto de que Irak poseía armas de destrucción masiva fue una estratagema de los servicios de inteligencia norteamericanos para desatar en 2003 una guerra devastadora contra el país mesopotámico, de cuyas consecuencias aún no se ha recuperado. ¿Motivos? ¡La inmensa riqueza de su subsuelo y su envidiable ubicación geográfica!
La ocupación militar de Irak abrió las puertas a las grandes transnacionales para “reconstruir” lo destruido, abrir los grifos del petróleo para Occidente y saquear el patrimonio de la nación. A diez años de la ocupación, el enviado de la ONU en Bagdad, Martin Kobler, advirtió este sábado que el país se encuentra en una encrucijada y marcha “hacia lo desconocido” si no se toman medidas cruciales e inmediatas para detener la creciente ola de violencia.
Es posible que el signo incierto que aún marca la flamante Primavera Árabe frene un tanto las apetencias de algunas potencias europeas que, en medio de una brutal crisis en el área, teman embarcarse en costosas operaciones militares tras los pasos de Estados Unidos.
Pero no hay que perder de vista que con el dominio de la tríada integrada por Afganistán, Irak y Libia, sólo le faltaría al Pentágono y sus aliados contar con los territorios de Irán y Siria para fortalecer una línea de control económico y geopolítico en el escenario de la región.
Ante la escalada imperial de Occidente en la Península Coreana y el Medio Oriente, entre otras regiones de innegable prioridad para sus objetivos a largo plazo, los respectivos gobiernos de Rusia y China no deben vacilar a la hora de levantar la mano en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y oponerse con el veto al reino de la fuerza sobre el destino de naciones soberanas e independientes.
La fatídica política de “dejar hacer” seguida por algunos gobiernos en las décadas del treinta y cuarenta del siglo pasado -para intentar “apaciguar” la bestialidad del nazifascismo- condujo a la Segunda Guerra Mundial.
¡Es que la ambición de poder, como la envidia, come y come y no se llena!

Fuente: Blog Discrepancias

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