viernes, 24 de mayo de 2013

ARDE SUECIA: QUINTA NOCHE DE DISTURBIOS EN LOS SUBURBIOS POBRES DE ESTOCOLMO


Credito: Agencias


24/05/13.-Los disturbios no cesan en la periferia de Estocolmo. La revuelta se ha extendido ya a 15 barrios distintos, luego de que la policía asesinara a balazos a un inmigrante, en lo que los vecinos consideraron "una ejecución".
La quema de coches y los enfrentamientos a pedradas con la policía represora han vuelto a ser protagonistas en los suburbios en la madrugada del viernes. Además de los barrios que ya estaban en rebelión, nuevos grupos de jóvenes han causado destrozos en áreas al sur de la ciudad, como Hagsätra, Skogås o Rågsved.
En Kista fueron incendiadas una boutique de lujo y una escuela Montessori. En Älvsjö le tocó el turno a una oficina de impuestos y una biblioteca. En ese mismo barrio, a las 23:13 grupos de jóvenes incendiaron la comisaría local, así como también rompieron cristaleras de la estación de autobuses y varias boutiques.
En Södertörn, sobre la 1:00 de anoche fueron detenidos cuatro jóvenes que iban en un vehículo, porque llevaban "material incendiario", aunque no se aclaró si la policía se refería a la gasolina del coche. En Rinkeby ardieron cinco coches. En la estación de metro de Vällingby se destrozaron ventanas de un tren.
Los bomberos tuvieron que atender más de 70 fuegos y en muchos casos sufrieron la ira de los alborotadores, que también les apedreaban a ellos cuando intentaban extinguir los incendios ya que se ha confirmado su carácter de chivatos, usan su sistema de comunicación para informar a la policía de los movimientos de la gente.
Se ha confirmado que algunos de los detenidos el miércoles eran vecinos de otras localidades, que se habrían desplazado hasta los lugares de los disturbios para solidarizarse con los jóvenes de esos barrios..
 
Jueves: Anoche continuaron los disturbios en los suburbios pobres de Estocolmo
Los disturbios y la represión policial continuaron el miércoles en varios suburbios del cinturón de inmigrantes y pobres de Estocolmo. Son los barrios donde viven mayoritariamente inmigrantes y suecos pobres. Inmigrantes que llegaron de Irak, Túnez, Afganistán, gente que ganaba 100 dólares al mes en sus países y en Suecia pasaron a 300 dólares al mes en los años 90. A ellos les parecía una fortuna, pero sus hijos crecieron y no tienen ese recuerdo de la pobreza extrema en los países de sus padres.
Hoy esos jóvenes se dan cuenta de que son pobres en Suecia, independientemente de cómo viva la gente en Medio Oriente. En un país ultra-consumista, ellos no pueden consumir, o al menos no lo que se debe consumir. No pueden llegar ni siquiera al nivel de sus vecinos suecos pobres, que por ser suecos tienen más ayudas estatales. En el país de las oportunidades para todos, ellos no tienen oportunidades.
En Husby, Hjulsta y Hagsätra se arrojaron piedras y se quemaron coches. Una persona fue detenida en Fruängen. La comisaría de Rågsved fue incendiada, pero inmediatamente, en este caso sí, llegaron los bomberos.
En varios otros lugares de la periferia se registraron disturbios la noche del miércoles. En Hagsätra los bastonazos de la policía fueron respondidos con lanzamiento de objetos. Un policía resultó golpeado y fue retirado en ambulancia. También en Hagsätra se rompieron las cristaleras de tiendas y de una escuela.
Alrededor de las 22 horas comenzaron los disturbios en Husby y Hjulsta. En Husby un grupo de unas 20 personas apedreó vehículos de la policía y se incendiaron dos coches. También se arrojaron piedras a los policías que perseguían a los jóvenes inmigrantes. En este barrio nadie ha resultado herido. En Hjulsta se quemaron tres coches.
Hay un montón de gente que se acerca solidariamente a las zonas obreras, a pesar de que el transporte público se vio afectado por los disturbios. Los autobuses municipales no circulan por Hagsätra, Högdalen, Huddinge, Botkyrkavägen, Fittja, Husby, Hjulsta o Tensta.
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Disturbios en la periferia pobre de Estocolmo por tercera noche consecutiva
La noche del martes los disturbios han vuelto a incendiar el noroeste de Estocolmo. Por tercer día consecutivo, los suburbios de la capital sueca, donde más se siente el disimulado racismo de los suecos, se han convertido en campos de batalla, entre coches quemados y enfrentamientos a pedradas con la policía.
La llama que prendió el domingo en el distrito de Husby —un barrio de 12.000 habitantes en el que el 85% es inmigrante de primera o segunda generación, una de las zonas más afectadas por el neoliberalismo que llegó con el asesinato de Olof Palme— después de la muerte de un hombre de 69 años tiroteado por la policía sigue encendida. Y no solo parece complicada de extinguir, sino que se ha extendido a otras zonas cercanas como Kista, Rinkeby, Jakobsberg e incluso a Norrsborg, al sudoeste de la capital.

Todos estos escenarios tienen algo en común: una mayoría de población inmigrante o de origen extranjero, pobre, con altos índices de desocupación y desplazada culturalmente. El balance de los desórdenes es de al menos ocho detenidos y más de un centenar de coches quemados en tres días. Un alboroto fuera de lugar en la tranquila y políticamente correcta Suecia.
El domingo, en Husby, grupos de jóvenes quemaron cerca de 100 coches. También prendieron fuego a un garaje, lo que obligó a desalojar un edificio entero de apartamentos y, cuando llegó la policía, respondieron a los gases y balas de goma de los represores lanzándoles piedras. En la noche del lunes, otros once vehículos fueron quemados y los enfrentamientos con las fuerzas del orden continuaron, y seis jóvenes de entre 15 y 19 años fueron detenidos.
Al parecer, la chispa que desató el incendio fue la muerte de un vecino de Husby de 69 años, tiroteado por la policía el pasado lunes 14 en su apartamento sin motivo aparente. Aunque la versión policial dice que lo asesinaron "después de haber amenazado a los agentes con un machete".
Tras esas dos madrugadas calientes, los desórdenes se extendieron a otros distritos en la noche del martes. Alrededor de 30 coches más ardieron, se destrozaron los escaparates de bancos y tiendas de lujo. Los enfrentamientos con la policía y los servicios de emergencia, que hacen de chivatos de los represores, se recrudecieron y otras tres personas fueron arrestadas.
Horas antes, el primer ministro conservador, Fredrik Reinfeldt, había salido a la palestra para pedir calma y condenar las acciones violentas. “Hay grupos de jóvenes que piensan que pueden y que deberían cambiar la sociedad por la fuerza. Seamos claros: eso no está bien. No podemos dejarnos gobernar por la violencia”, dice el ultraderechista que envía tropas a Afganistán.
Pero la comparación es demasiado evidente como para obviarla. “Temo que esto vaya a peor. Será como en Francia”, decía Oscar, un joven de Kista de 23 años, al Aftonbladet. En 2005, el asesinato de dos menores, electrocutados cuando huían de una persecución policial ilegal, desató una oleada de disturbios en barrios periféricos de toda Francia que duraron 19 días y se saldaron con miles de millones en daños y cientos de detenidos. El joven de Kista se queja de que llevan años sufriendo “acoso policial, desempleo y aislamiento”, y también alude a la muerte del hombre de 69 años a manos de la policía. “La próxima vez podría ser mi padre, o mi hermano”, señala.

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