Un juez aceptó el lunes la solicitud de protección por bancarrota que presentó la ciudad californiana de Stockton, lo que la convierte en la más grande del país en declararse en quiebra.
Christopher Klein, juez federal de bancarrotas, dijo que era necesaria la declaración de insolvencia con el fin de que la urbe pueda seguir proporcionando servicios básicos.
"Me queda claro que la ciudad no podría desempeñar sus obligaciones con sus ciudadanos en seguridad pública fundamental y en otros servicios gubernamentales básicos sin el respaldo de la ley federal de bancarrotas, que tiene el poder de bloquear contratos", señaló Klein.
La ciudad de casi 300.000 habitantes se ha vuelto emblemática de los excesos gubernamentales y de las calamidades financieras resultantes tras el estallido de la burbuja de la vivienda en la nación.
Los ingresos para el pago de salarios, prestaciones y reembolso de préstamos provenían del cobro de cuotas anticipadas a largo plazo a desarrolladores, así como en el aumento en las recaudaciones por impuestos a la propiedad. Pero todo eso se perdió debido a una serie de ejecuciones hipotecarias que comenzaron a mediados de la década del 2000 y un declive del 70% en la base de contribuyentes de la ciudad.
Los acreedores querían evitar que Stockton se declarara en bancarrota, un estatus que probablemente le permitirá evitar pagar todo lo que debe. Argumentaron que la ciudad no había reducido sus gastos lo suficiente ni había buscado un aumento fiscal que le hubiera permitido salvarse de la quiebra.
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