Aprobado por la Administración de Drogas y Alimentos en Estados Unidos con fines sanitarios, el VeriChip genera controversias por sus posibles efectos en la salud y su potencial uso como herramienta de control de las masas
Años atrás, el periodista David Icke anunciaba una conspiración que estaba recayendo sobre la raza humana y que se trataba del control de las masas mediante diminutosmicrochips en el cuerpo humano; hoy el tema vuelve a la primera plana ya que las empresas que los proveen anuncian una escalada de estos implantes.
El microchip VeriChip fue aprobado por el organismo que controla las drogas y alimentos en Estados Unidos, la FDA (Food and Drug Administration), en 2004, para la identificación del paciente. En 2009, la compañía llegó a un acuerdo para implantar el microchip de 8 milímetros en los catéteres de acceso vascular de Medcomp, informó Fox News.
Según lo expresado por Scott Silverman, director ejecutivo de la empresa Veriteq que desarrolla el sistema VeriChip, esta solución es segura.
Silverman confirma todos lo planteado sobre Icke, que es un dispositivo para identificación de la población, pero asegura que además es un dispositivo de diagnóstico de enfermedades. En los sensores del microchip están agregando detectores de los signos vitales, como la temperatura corporal, presión arterial y los niveles de oxígeno en sangre.
Otras empresas están fabricando estos dispositivos. Una de ellas es el Instituto Koch, y está proyectando usarlos para administrar fármacos.
Según los opositores, este aparato tiene consecuencias y efectos muy negativos para el ser humano, pudiendo traer más problemas de los que han traído los implantes mamarios.
Algunos también denuncian que estos dispositivos van en contra de todos los principios de la libertad civil, ya que, con el pretexto de usarlo con ciertos beneficios a la salud, puede resultar en un sistema masivo de control de las personas.
Según el medio italiano Il Democratico, el microchip incluso podría ser el primer artefacto capaz manipular en forma masiva el pensamiento humano, insiriendo o activando estímulos a los estados de ánimo, provocando desestabilización, rabia y ansia.
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