MAESTROS... Cada uno de ellos es un mensajero portador de una virtud, el reflejo de un atributo de la divinidad. Cada especie representa una perfección posible de ser alcanzada por el ser humano y cada individuo puede mostrarnos una capacidad que nosotros podríamos desarrollar.
Son MAESTROS en solidaridad, compasión, espíritu comunitario, capacidad de sacrificio, paciencia, tolerancia, aceptación de la voluntad superior, perseverancia, alerta, relajación, prudencia, justicia, fidelidad, veracidad, sinceridad, espontaneidad, gratitud.
Cuando enferman nos muestran, como un espejo, nuestra propia enfermedad y, si sabemos comprender su mensaje, el camino para nuestra propia curación. Ellos son, siempre, lo que deben ser. Ellos se esfuerzan, permanentemente, para desarrollar la totalidad de sus capacidades, de sus potencialidades, y nos enseñan a hacerlo, nos muestran cómo y por dónde.
Por eso son también nuestros... GUÍAS... Durante el tristísimo episodio del atentado a las torres gemelas de Nueva York, un perro lazarillo salvó la vida de su amo advirtiéndole el peligro, primero, y guiándolo en el descenso por las escaleras, después, hasta sacarlo de allí. Este episodio fue relatado en los diarios junto con la multitud de otras historias generadas por la catástrofe provocada por seres supuestamente "racionales".
Obviamente, ninguno de los seres que nos atrevemos a llamar irracionales sería capaz de generar tanto sufrimiento inútil. Pero el simple episodio del perro guía cumpliendo con su función, en medio de tanta confusión, se nos presenta como un símbolo, una metáfora, una alegoría del trabajo de un GUÍA absolutamente perfecto.
Si aprendiésemos a leer el significado de la manera de comportarse de cada uno de los seres que habitan con nosotros el planeta, tendríamos la respuesta cada vez que nos preguntemos ¿cómo hacerlo?, ¿por dónde ir?, ¿debo?, ¿podré?...
¿Acaso las culturas de todos los tiempos y de todos los lugares - Egipto, Grecia, China, América, etc.- no utilizaron las figuras de animales para transmitir enseñanzas relativas a la naturaleza y posible evolución de la vida humana? ¿ No son animales a veces existentes, a veces mitológicos, los aliados de los hombres en la lucha del espíritu humano para alcanzar su destino? ¿No son animales metafóricos los enemigos interiores contra los cuales debe combatir el hombre en el camino hacia el desarrollo de sus potencialidades?
Es así, siempre están allí, guiándonos, mostrándonos el camino y acompañándonos, compartiendo nuestra vida, nuestro alimento, nuestro pan, aceptando agradecidos lo que queramos o podamos darles.
Son, efectivamente, nuestros... COMPAÑEROS... Ellos están allí, siempre allí, cerca nuestro, conectados con nuestras necesidades, dispuestos a "darnos una mano" en cuanto los necesitemos. Y colaboran con nosotros de muchas maneras. Físicamente, moralmente, emocionalmente, y hasta intelectualmente, ayudándonos a comprender diversos aspectos de la realidad que a veces escapan a nuestra atención.
Son tan fieles e incondicionales que nos acompañan hasta en nuestras travesuras, transgresiones y las debilidades de nuestra intimidad, transformándose en nuestros... CÓMPLICES... Testigos mudos y solidarios de nuestros amores clandestinos. Acompañantes de nuestros bocados prohibidos. Observadores silenciosos de nuestros vinos tristes o alegres.
Participantes de nuestras búsquedas, nuestras dudas, nuestras certezas, nuestras marchas y contramarchas, nuestros éxtasis, nuestros vuelos poéticos, místicos y nuestros catastróficos aterrizajes y reptantes tránsitos por los barrios más bajos de nuestro mundo interior. Bajo el mismo techo, a veces en la misma cama, siempre en la misma morada, integrantes constantes e infalibles de nuestro equipo.
Nuestros mejores... CAMARADAS... No necesitan que organicemos, cada año, una "cena de camaradería". No precisan de rituales recordatorios o revitalizantes de una realidad que son capaces de VIVIR sin conceptualizar. El mejor camarada aquel que tiene oídos suficientemente amplios y un corazón con adecuada capacidad para recibir el relato de nuestras culpas, nuestros errores, nuestros pecados, grandes y pequeños, veniales o mortales.
Los camaradas verdaderos satisfacen sin esfuerzo nuestra necesidad de vaciar de culpa nuestra conciencia, transformándose en nuestros... CONFESORES... Ofreciendo su cálido pecho a nuestras lágrimas como el mejor de los... SOSTENEDORES... Y hasta se disponen, cuando es necesario, a sufrir por nosotros.
Cuántas veces el sufrimiento de nuestros amorosos compañeros sustituye al nuestro, sin que nos demos cuenta de lo que está sucediendo. Desde el famoso "chivo" bíblico, pasando por los sacrificios ofrecidos a "los Dioses" por diferentes culturas y la inútil experimentación científica y clínica de nuestros días, hasta las enfermedades que los matan al asumir la desarmonía del ecosistema al que pertenecen, ellos cumplen con el papel de verdaderos... EXPIADORES...
Sufren, calladamente, las consecuencias de nuestros delirios paranoicos cuando los acosamos hasta exterminarlos con la loca idea de que son la causa de alguna enfermedad que nos pone en peligro mientras, por el contrario, son ellos los que están enfermando por nuestra conducta errónea, por nuestra alienación, por nuestra falta de comprensión de lo que significa la UNIDAD de la vida a la cual pertenecemos.
Parecería que, contrariamente a lo que suponemos - y que, por otra parte, debería ser - ellos viven en esa UNIDAD espontáneamente mientras que los humanos, supuestos amos y señores de la creación, en general, y salvo afortunadas excepciones, estamos lejos de sospechar que somos uno con el resto de los seres vivos.
Esos seres que tratamos como inferiores tienen la capacidad de responder adecuadamente a lo que la naturaleza espera de ellos, es decir, son verdaderamente RESPONSABLES y ejercen esa responsabilidad. Por eso siempre podremos contar con ellos. Siempre soportarán con infinita comprensión nuestras bajezas, tristezas y debilidades.
Siempre podremos apoyarnos en ellos, nuestros... TOLERANTES CONTENEDORES... Sus vidas son una permanente clase magistral de VERDADERO AMOR. De AMISTAD, ese tipo de Amor que llega para quedarse, para durar, para permanecer. Ese tipo de Amor en el cual, la felicidad del amante consiste en la del amado. Ese tipo de Amor que no impone condiciones, que todo lo da sin esperar nada a cambio.
Ese tipo de Amor de los... (INCONDICIONALES) AMANTES... Esos que cuidan al ser amado como al más preciado de los tesoros, protegiéndolo con la más cuidadosa atención. Atentos a cada movimiento, a cada gesto, a cada palabra, a cada respiración. Alertas al menor signo de peligro dispuestos a dar la voz de alarma y hasta a jugarse la vida por defender la integridad, el confort y la felicidad del objeto de su devoción...
Esos... nuestros... CELOSOS PROTECTORES... Los ALEGRADORES... de la vida con sus gestos y actitudes. Con sus demostraciones de afecto, con sus juegos, travesuras y "payasadas". Los... EMBELLECEDORES... de nuestro entorno con sus hermosas formas y armónicos movimientos. Los mismos que, con su sola presencia, nos recuerdan que existe otro mundo maravilloso más allá de los límites del pequeño y mezquino mundo de nuestro ego, nuestro pequeño yo, el yo del no ser.
Nos RECUERDAN, nos ayudan a volver al corazón, nos muestran nuestro DESACUERDO, nos invitan a CONCORDAR, nos sacan del sueño de nuestra separación, nos despiertan a la VERDADERA REALIDAD, son nuestros mejores... DESPERTADORES...
Hijos como son de nuestro PADRE, y aunque ÉL los trajo al mundo antes que a nosotros... ¿No es justo que los nombremos como lo que son?... NUESTROS HERMANOS MENORES... O SIMPLEMENTE NUESTROS HERMANOS, UNA PARTE DE NOSOSTROS MISMOS. CONSTRUIDOS CON LA MISMA MATERIA Y PORTADORES DEL MISMO SOPLO VITAL.
Dr. Juan Agustín Gómez
Son MAESTROS en solidaridad, compasión, espíritu comunitario, capacidad de sacrificio, paciencia, tolerancia, aceptación de la voluntad superior, perseverancia, alerta, relajación, prudencia, justicia, fidelidad, veracidad, sinceridad, espontaneidad, gratitud.
Cuando enferman nos muestran, como un espejo, nuestra propia enfermedad y, si sabemos comprender su mensaje, el camino para nuestra propia curación. Ellos son, siempre, lo que deben ser. Ellos se esfuerzan, permanentemente, para desarrollar la totalidad de sus capacidades, de sus potencialidades, y nos enseñan a hacerlo, nos muestran cómo y por dónde.
Por eso son también nuestros... GUÍAS... Durante el tristísimo episodio del atentado a las torres gemelas de Nueva York, un perro lazarillo salvó la vida de su amo advirtiéndole el peligro, primero, y guiándolo en el descenso por las escaleras, después, hasta sacarlo de allí. Este episodio fue relatado en los diarios junto con la multitud de otras historias generadas por la catástrofe provocada por seres supuestamente "racionales".
Obviamente, ninguno de los seres que nos atrevemos a llamar irracionales sería capaz de generar tanto sufrimiento inútil. Pero el simple episodio del perro guía cumpliendo con su función, en medio de tanta confusión, se nos presenta como un símbolo, una metáfora, una alegoría del trabajo de un GUÍA absolutamente perfecto.
Si aprendiésemos a leer el significado de la manera de comportarse de cada uno de los seres que habitan con nosotros el planeta, tendríamos la respuesta cada vez que nos preguntemos ¿cómo hacerlo?, ¿por dónde ir?, ¿debo?, ¿podré?...
¿Acaso las culturas de todos los tiempos y de todos los lugares - Egipto, Grecia, China, América, etc.- no utilizaron las figuras de animales para transmitir enseñanzas relativas a la naturaleza y posible evolución de la vida humana? ¿ No son animales a veces existentes, a veces mitológicos, los aliados de los hombres en la lucha del espíritu humano para alcanzar su destino? ¿No son animales metafóricos los enemigos interiores contra los cuales debe combatir el hombre en el camino hacia el desarrollo de sus potencialidades?
Es así, siempre están allí, guiándonos, mostrándonos el camino y acompañándonos, compartiendo nuestra vida, nuestro alimento, nuestro pan, aceptando agradecidos lo que queramos o podamos darles.
Son, efectivamente, nuestros... COMPAÑEROS... Ellos están allí, siempre allí, cerca nuestro, conectados con nuestras necesidades, dispuestos a "darnos una mano" en cuanto los necesitemos. Y colaboran con nosotros de muchas maneras. Físicamente, moralmente, emocionalmente, y hasta intelectualmente, ayudándonos a comprender diversos aspectos de la realidad que a veces escapan a nuestra atención.
Son tan fieles e incondicionales que nos acompañan hasta en nuestras travesuras, transgresiones y las debilidades de nuestra intimidad, transformándose en nuestros... CÓMPLICES... Testigos mudos y solidarios de nuestros amores clandestinos. Acompañantes de nuestros bocados prohibidos. Observadores silenciosos de nuestros vinos tristes o alegres.
Participantes de nuestras búsquedas, nuestras dudas, nuestras certezas, nuestras marchas y contramarchas, nuestros éxtasis, nuestros vuelos poéticos, místicos y nuestros catastróficos aterrizajes y reptantes tránsitos por los barrios más bajos de nuestro mundo interior. Bajo el mismo techo, a veces en la misma cama, siempre en la misma morada, integrantes constantes e infalibles de nuestro equipo.
Nuestros mejores... CAMARADAS... No necesitan que organicemos, cada año, una "cena de camaradería". No precisan de rituales recordatorios o revitalizantes de una realidad que son capaces de VIVIR sin conceptualizar. El mejor camarada aquel que tiene oídos suficientemente amplios y un corazón con adecuada capacidad para recibir el relato de nuestras culpas, nuestros errores, nuestros pecados, grandes y pequeños, veniales o mortales.
Los camaradas verdaderos satisfacen sin esfuerzo nuestra necesidad de vaciar de culpa nuestra conciencia, transformándose en nuestros... CONFESORES... Ofreciendo su cálido pecho a nuestras lágrimas como el mejor de los... SOSTENEDORES... Y hasta se disponen, cuando es necesario, a sufrir por nosotros.
Cuántas veces el sufrimiento de nuestros amorosos compañeros sustituye al nuestro, sin que nos demos cuenta de lo que está sucediendo. Desde el famoso "chivo" bíblico, pasando por los sacrificios ofrecidos a "los Dioses" por diferentes culturas y la inútil experimentación científica y clínica de nuestros días, hasta las enfermedades que los matan al asumir la desarmonía del ecosistema al que pertenecen, ellos cumplen con el papel de verdaderos... EXPIADORES...
Sufren, calladamente, las consecuencias de nuestros delirios paranoicos cuando los acosamos hasta exterminarlos con la loca idea de que son la causa de alguna enfermedad que nos pone en peligro mientras, por el contrario, son ellos los que están enfermando por nuestra conducta errónea, por nuestra alienación, por nuestra falta de comprensión de lo que significa la UNIDAD de la vida a la cual pertenecemos.
Parecería que, contrariamente a lo que suponemos - y que, por otra parte, debería ser - ellos viven en esa UNIDAD espontáneamente mientras que los humanos, supuestos amos y señores de la creación, en general, y salvo afortunadas excepciones, estamos lejos de sospechar que somos uno con el resto de los seres vivos.
Esos seres que tratamos como inferiores tienen la capacidad de responder adecuadamente a lo que la naturaleza espera de ellos, es decir, son verdaderamente RESPONSABLES y ejercen esa responsabilidad. Por eso siempre podremos contar con ellos. Siempre soportarán con infinita comprensión nuestras bajezas, tristezas y debilidades.
Siempre podremos apoyarnos en ellos, nuestros... TOLERANTES CONTENEDORES... Sus vidas son una permanente clase magistral de VERDADERO AMOR. De AMISTAD, ese tipo de Amor que llega para quedarse, para durar, para permanecer. Ese tipo de Amor en el cual, la felicidad del amante consiste en la del amado. Ese tipo de Amor que no impone condiciones, que todo lo da sin esperar nada a cambio.
Ese tipo de Amor de los... (INCONDICIONALES) AMANTES... Esos que cuidan al ser amado como al más preciado de los tesoros, protegiéndolo con la más cuidadosa atención. Atentos a cada movimiento, a cada gesto, a cada palabra, a cada respiración. Alertas al menor signo de peligro dispuestos a dar la voz de alarma y hasta a jugarse la vida por defender la integridad, el confort y la felicidad del objeto de su devoción...
Esos... nuestros... CELOSOS PROTECTORES... Los ALEGRADORES... de la vida con sus gestos y actitudes. Con sus demostraciones de afecto, con sus juegos, travesuras y "payasadas". Los... EMBELLECEDORES... de nuestro entorno con sus hermosas formas y armónicos movimientos. Los mismos que, con su sola presencia, nos recuerdan que existe otro mundo maravilloso más allá de los límites del pequeño y mezquino mundo de nuestro ego, nuestro pequeño yo, el yo del no ser.
Nos RECUERDAN, nos ayudan a volver al corazón, nos muestran nuestro DESACUERDO, nos invitan a CONCORDAR, nos sacan del sueño de nuestra separación, nos despiertan a la VERDADERA REALIDAD, son nuestros mejores... DESPERTADORES...
Hijos como son de nuestro PADRE, y aunque ÉL los trajo al mundo antes que a nosotros... ¿No es justo que los nombremos como lo que son?... NUESTROS HERMANOS MENORES... O SIMPLEMENTE NUESTROS HERMANOS, UNA PARTE DE NOSOSTROS MISMOS. CONSTRUIDOS CON LA MISMA MATERIA Y PORTADORES DEL MISMO SOPLO VITAL.
Dr. Juan Agustín Gómez
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