viernes, 14 de junio de 2013

POLICIA TURCA REPRIME VIOLENTAMENTE A MANIFESTANTES EN ESTAMBUL

Fuente: El Mercurio Digital
La Policía turca continúa reprimiendo violentamente en Turquía las protestas antigubernamentales que desde hace 12 días realizan miles de personas contra el Gobierno del primer ministro, Recep Tayyip Erdogan.

Nick Tattersall y Ayla Jean Yackley/ ESTAMBUL, Turquía (Reuters) - Antidisturbios turcos persiguieron durante la noche a grupos de manifestantes, consiguiendo despejar la céntrica plaza de Taksim, en Estambul, convertida en el símbolo de dos semanas de protestas contra el primer ministro Recep Tayip Erdogan.
Reuters
Al amanecer, la plaza Taksim, llena de restos de las barricadas derribados con las excavadoras, estaba casi desierta y los taxis la cruzaban por primera vez desde que comenzaron los disturbios. Varios cientos de personas seguían en una acampada en el parque Gezi, adyacente a la plaza.

Erdogan, que repetidamente ha calificado a los manifestantes de "gentuza", iba a reunirse el miércoles con un grupo de figuras públicas para abordar las protestas. Con la misma dialéctica combativa que le granjeó el cariño de los votantes por primera vez hace 10 años, el martes dijo ante sus simpatizantes que no se "arrodillará" y que "este Tayip Erdogan no cambiará".

Estados Unidos, que en el pasado ha destacado a la Turquía de Erdogan como un ejemplo de democracia musulmana que podría extenderse a otros países en Oriente Próximo, expresó su preocupación sobre los sucesos en Turquía e instó al diálogo entre Gobierno y manifestantes.

"Creemos que la estabilidad a largo plazo de Turquía, la seguridad y la prosperidad están mejor garantizadas defendiendo las libertades fundamentales de expresión, reunión y asociación, y unos medios libres independientes", dijo la portavoz de la Casa Blanca Caitlin Hayden.

Erdogan, no obstante, ha acusado cada vez más a fuerzas extranjeras, medios internacionales y especuladores de los mercados de avivar el conflicto e intentar socavar la economía del único país de mayoría musulmana de la OTAN.

También ha ejercido una fuerte presión sobre los medios, y siete periódicos llevaban la semana pasada el mismo titular que afirmaba que Erdogan, y no los manifestantes, garantizaban la democracia.

FUERTES ENFRENTAMIENTOS
Durante la noche se registraron algunos de los peores enfrentamientos desde que comenzaron los problemas. La policía lanzó gas lacrimógeno contra miles de personas concentradas en la plaza, incluidas algunas vestidas de oficina que se habían congregado allí después del trabajo, con familias y con niños.

La multitud se diseminaba hasta calles estrechas en los alrededores, y un núcleo de manifestantes volvía, encendía hogueras y lanzando piedras a los cañones de agua. La policía respondía con gases lacrimógenos, y el ciclo volvía a repetirse otra vez hasta que las cifras de manifestantes disminuían.

"Continuaremos con nuestras medidas de forma constante, de día o de noche, hasta que los elementos marginales sean despejados y la plaza sea abierta a la gente", dijo el gobernador de Estambul, Huseyin Avni Mutlu, el martes por la noche.

La presencia policial no era tan evidente por la mañana y no estaba claro si los manifestantes volverían a lo largo del día.

La fuerte ofensiva contra las protestas iniciadas por los planes de reconstrucción del parque Gezi, una esquina arbolada de Taksim, provocó las mayores protestas, atrayendo una alianza de laicos, nacionalistas, profesionales, sindicalistas y estudiantes, algunos de los cuales nunca hubieran considerado compartir una plataforma política tan amplia.

Erdogan argumenta que esta amplia coalición de gente son, en el mejor de los casos, herramientas de extremistas políticos y terroristas y señala a su 50 por ciento de votos en las últimas tres victorias electorales consecutivas para mantener su autoridad política.

Sus críticos, algunos de los cuales dicen que los conservadores religiosos se han impuesto sobre los reformistas de centro en su Partido AK, lo acusan de una conducta cada vez más autoritaria y de avivar la crisis con su retórica inflexible.

Algunos le acusan de que sus políticas están demasiado a menudo moldeadas por un programa religioso, con la introducción de restricciones al alcohol y comentarios que sugieren que favorece un papel tradicionalista para la mujer.

El parque Gezi se ha convertido en un asentamiento destartalado de tiendas de campaña de izquierdistas, ecologistas, liberales, estudiantes y profesionales que ven en el plan para urbanizar uno de los pocos espacios verdes de Estambul como sintomático de un gobierno autoritario

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