por maestroviejo
Una colaboración de Jose Lopez
Las empresas y las personas físicas chinas acaparan tierras en Estados Unidos. Hay temores en el país de que, mediante esta compra compulsiva, un día China llegue a ser el mayor terrateniente dominante en todo el país norteamericano.
“¿Ha vivido Estados Unidos otra época cuando una nación extranjera intentara comprar tantos grandes lotes de tierra a la vez?”, se pregunta el bloguero y autor del libro ‘El inicio del fin’, Michael Snyder.
“Hay gente que subestima esta amenaza haciendo una distinción entre las corporaciones y el Gobierno chinos, pero las cosas funcionan de otra manera en China, de como se suele hacer aquí. En China el Gobierno está envuelto en todo”, advierte el experto aludiendo de esta manera que detrás de la compra están las autoridades del país comunista.
El 43% de todos los ingresos corporativos del país asiático sobrecae en las empresas que controla el Gobierno chino, recuerda Snyder. “Y el resto de las compañías son muy obedientes siguiendo el ejemplo y las directivas gubernamentales”.
El hecho más reciente que alarmó al bloguero fue el compromiso acordado por el Ayuntamiento de Thomasville (Alabama) con unos hombres de negocios chinos sobre la construcción en el territorio de ese municipio de una fábrica de tuberías de cobre. La nueva planta, supuestamente de la filial estadounidense del gigante chino Golden Dragon, podría ‘tragarse’ todo el municipio, a juzgar por el terreno que va a ocupar y el volumen de trabajadores que exigirá, comparable con el vecindario municipal.
En estos momentos la empresa Sino-Michigan Properties LLC prepara la compra de 200 acres de tierras (800.000 metros cuadrados) cerca de la ciudad de Milán, en Míchigan. La finalidad es edificar allí una ciudad íntegramente china con un lago artificial, que ya ha sido bautizada de una manera muy pretenciosa: ‘China City’.
En otros casos conocidos los chinos no construyen nada, sino adquieren un negocio importante que implica el recibir a su disposición vastos territorios. Así fue el caso del mayor fabricante de la carne porcina y los subproductos del mundo, Smithfield Foods. Una vez los chinos lo adquirieron, se convirtieron en propietarios de 460 granjas bastante grandes. Además los ganaderos llegaron a ser empleadores en decenas de comunidades distribuidas por todo el territorio estadounidense.
El autor cita varios ejemplos más del sector empresarial, pero considera que es mucho más alarmante “la enorme ola de compras de inmuebles que pasan silenciosamente todos los días en nuestro alrededor”.
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