viernes, 15 de junio de 2012

¿FUE LA TIERRA EL GRAN PLANETA TIAMAT?


2002
del sitio Web ParanoiaMagazine
traducción de Adela Kaufmann

Según la norma de armonización conocida como Ley de Bode, un planeta debe existir entre Marte y Júpiter – a unos 260 millones de kilómetros del sol.

A partir de 1801, una pequeña roca y objetos metálicos fueron descubiertos orbitando al Sol a una distancia aproximadamente similar a esto. Desde entonces, varios cientos de miles de asteroides grandes han sido catalogados, y se estima que hay más de un millón de asteroides de 1 km.

Estirado a una distancia de 205 hasta 300 millones de kilómetros del Sol, esta banda es conocida como el Cinturón de Asteroides. Los asteroides varían en tamaño desde el de Ceres, que tiene un diámetro de unos 1000 Km, hasta el tamaño de un guijarro.

Si la masa total estimada de todos los asteroides fuese concentrada en un único objeto, el objeto total mediría unos 1.500 kilómetros (932 millas) de diámetro - menos de la mitad del diámetro de la luna terrestre.
El astrónomo H. Olbers descubrió el segundo asteroide, Pallas, en 1802, y el cuarto asteroide, Vesta, en 1807.

En su tiempo, Olbers pensaba que estos cuerpos eran fragmentos de un planeta que había estallado. Otra teoría generalmente aceptada indica que los asteroides son los restos de un planeta que fue destruido por una gran colisión masiva. No obstante, ya se había puesto de manifiesto que gran parte del material de este "planeta faltante" había sido halado hacia las órbitas de la Tierra, Marte y Júpiter, ya sea como meteoros o satélites en órbita.

Entre los catastrofistas hay desacuerdo sustancial sobre la cuestión del “desaparecido" quinto Planeta, desde el Sol, en el lugar en el que se encuentra la Gran Banda, los escombros de un enorme planeta que los sumerios conocían como Tiamat.

Hay diversas opiniones sobre qué causó el Cinturón de Asteroides, por ejemplo, Tom van Flandern, en sus obras: Hipótesis del Planeta que Explotó en Materia Oscura, Planetas Desaparecidos y Nuevos Cometas, afirma que un antiguo planeta principal entre Marte y Júpiter explotó hace cerca de unos 65 millones de años.

Van Flandern cree que este acontecimiento es el origen de la gran bombardeo de cometas y asteroides que finalizó el reinado de los dinosaurios sobre la Tierra.

Sin embargo, según Zecharia Sitchin en “El 12avo Planeta", las cuentas escritas dejadas por la perdida civilización sumeria afirman que Tiemat no falta, no está desaparecido, solamente se trasladó. Tiamat, es el planeta en el cual nos encontramos ahora.

Este artículo discutirá dos anomalías que sugieren que la Tierra estuvo alguna vez más lejos del Sol, sugiriendo que antes de un gran cataclismo, descrito en el babilónico
Enuma Elish, la Tierra era el planeta que los sumerios llamaron Tiamat. Según la cosmogonía sumeria /babilónica (génesis cósmico), el quinto planeta desde el Sol, Tiamat, fue relegado a la tercera posición por un desastroso acontecimiento, un ahora bien conocido por los seguidores de la Teoría del Planeta X.

En primer lugar, una sinopsis de la historia sumeria/babilónica de Tiamat está en orden.
 

Nibiru - El retrógrada Intruso

Los antiguos textos sumerios indican que Tiamat fue golpeado por un gran planeta, el cual lo movió hasta su actual órbita, y también creó la Luna de la Tierra y el Cinturón de Asteroides.

En sus libros, El Doceavo Planeta y El Código Cósmico, Zecharia Sitchin describe esta "batalla celestial", como se describe en el texto babilónico Enuma elish babilónico.

El planeta "Marduk" (el sumerio "Nibiru"), al entrar como un reloj en el sistema solar, en su curso elíptico (retrógrado) de 3,600 años, golpeó a Tiamat, que se estaba moviendo en su órbita en dirección contraria a las agujas del reloj.

De acuerdo con las bien conocidas traducciones de Sitchin, uno de los satélites de Marduk golpeó primero a Tiamat, seguido por otras dos lunas de Marduk. Luego, Marduk mismo, una enorme entidad cósmica, golpeó Tiamat, estrellando la mitad del planeta en pedazos, que se convirtió en lo que los sumerios llamaron el gran brazalete.

La otra mitad del planeta, que fue alcanzado por una luna más pequeña de Marduk, fue catapultada a una nueva órbita, junto con un fragmento de un material que se convirtió en su luna. Según el Enuma Elish, lunas originales de Tiamat se dispersaron, muchas cambiando la dirección de sus órbitas y rotaciones.

De hecho, existe evidencia de este gran cataclismo en nuestro sistema solar hoy en día.

Tom van Flandern, un especialista en mecánica celeste en el Observatorio Naval de EE.UU., ha sugerido que la gran grieta de Marte podría ser el lugar de impacto de una antigua luna, las lunas de Neptuno muestran evidencia de alteración violenta, Mercurio era originalmente una luna de Venus , Marte tuvo alguna vez muchas más lunas, y Plutón y Caronte son lunas escapadas de Neptuno.

Van Flandern encuentra la rotación retrógrada de Venus peculiar, cree que nuestra Luna se originó en la Cuenca Terrestre del Pacífico, y él está de acuerdo en que probablemente hay un planeta sin descubrir, más allá de Plutón, que pertenece a nuestro sistema solar.
Además, el Hubble recientemente investigó uno de los asteroides más grandes, Vesta (imagen arriba), y encontró evidencia de capas diferenciadas, similares a los planetas terrestres, áreas distintivas de luz y oscuridad, como la cara de nuestra luna, y una geología similar a la Tierra, incluyendo evidencia de antiguos flujos de lava volcánica.
 


Conocimiento Imposible

Sitchin cree que el "conocimiento imposible" de los sumerios fue impartido por los "Anunnaki", viajeros del espacio, en una serie de textos que forman la base de la antigua ciencia y religión, y fue traducido a muchos idiomas, incluyendo al griego y al hebreo bíblico.

Según Sitchin, todas las antiguas mitologías se derivan de este conocimiento inicial impartido a los terrícolas por programas espaciales ETI que provienen de este díscolo, bola de boliche, Nibiru. Según Sitchin, los Anunnaki llamaron a nuestro planeta Eridu, lo que significa "hogar lejos de casa".

Sitchin también afirma en El Código Cósmico que los Anunnaki utilizaron sus detalladas cartas celestes para agrupar las estrellas en constelaciones, y honraban a sus dirigentes poniéndole a las constelaciones los nombres de ellos. Así, el dios sumerio EA, ( "cuya casa es el agua") fue honrado por los signos zodiacales de Acuario y Piscis, y los "sacerdotes que supervisaban su culto" estaban vestidos como Pescadores.

Enlil, el de la cabeza-fuerte, fue honrado por el signo de Tauro. Ninmah era Virgo. El guerrero Ninurta era Sagitario.

Con el tiempo, explica Sitchin, como segunda y tercera generación de "dioses" Anunnaki se unieron a la escena en la Tierra,
 “todas las doce constelaciones zodiacales fueron asignadas a las contrapartes Anunnaki". Sostiene, “no los hombres, sino los dioses, idearon el zodíaco."
El continente que los antiguos, llamaron Pangea probablemente representa la verdad prehistórica en cuanto a la formación terrestre en la Tierra después de haber sido involucrada en esta colisión.

Con el tiempo, los continentes luego se deslizaron hacia donde están ahora. Como lo señala Sitchin, las masas más grandes de la Tierra están, en su mayoría, a un solo lado, y los océanos se toman el resto del planeta. Mirando al globo terráqueo desde una distancia, si se quitara el agua, lo que queda es un "planeta hendido, partido," que es el significado de "KI" - la palabra sumeria para la encarnación actual de la Tierra.

Según el Enuma Elish, la Tierra fue a parar como la tercera roca desde el sol después de esta acuosa calamidad. Aquí es donde la historia bíblica del Génesis recoge la historia, contando sólo como un comienzo, en el punto donde las aguas de estos dos grandes cuerpos se separaron en el firmamento, las aguas que pertenecientes a dos mundos rebotando a golpes en la noche.

Los actuales avances en la astronomía, de hecho, corroboran algunos aspectos de esta historia.
 


Planeta X en las noticias

Irregularidades matemáticas en las órbitas de los planetas exteriores, en particular, extraños bamboleos y anomalías gravitacionales observadas en las órbitas de Urano, Neptuno y Plutón, han impulsado a los astrónomos en los últimos cien años a emprender la búsqueda de un gran cuerpo planetario en el sistema solar exterior.

Basados en la evidencia matemática, los astrónomos han estado tan seguro de la realidad de este planeta que lo llamaron Planeta X. El nombre es el décimo planeta, así como el símbolo matemático de una cantidad desconocida. (véase de d'Arc, "Planeta X", en la lista de lecturas sugeridas a continuación)

Muchos artículos han sido escritos sobre el Planeta X en los últimos veinte años.

El 17 de junio de 1982, un comunicado de prensa de la NASA del Centro Ames de Investigación reconoció oficialmente la posibilidad de "algún tipo de misterioso objeto" más allá de los planetas más lejanos. La revista Astronomía, publicó un artículo en diciembre de 1981, titulado " En Busca de un Décimo Planeta ", y otro artículo en octubre de 1982, titulado “En la Búsqueda de un Décimo Planeta".

Newsweek cubrió la historia del Planeta X el 28 de junio de 1982, en un artículo titulado "¿Tiene el Sol un compañero oscuro?"

Este artículo implica que el décimo planeta era un gemelo del sol, indicando que dicho "compañero oscuro" podría producir la fuerza invisible que parece tirar de Urano y Neptuno, acelerándolos en un punto en sus órbitas y reteniéndolos nuevamente a medida que pasan ... la mejor apuesta es una estrella oscura orbitando por lo menos a 50 mil millones de millas más allá de Plutón ... Es más probable que sea una enana marrón, o una estrella de neutrones ".

Andy Lloyd más tarde pasó a más que especular de que vivimos en un sistema binario (
www.darkstar1.co.uk).

El Washington Post, cubrió la historia del Planeta X en primera página el 31 de diciembre de 1983 llamado "Misterioso Cuerpo Celestial Descubierto". Esta historia reportó que el satélite astronómico infrarrojo (IRAS) detectó calor de un objeto alrededor a unos cincuenta millones de kilómetros de distancia.

Un Comunicado de Prensa de la NASA / ARC publicado en la revista Newsweek el 13 de julio de 1987 reveló que:
"un excéntrico 10º planeta pudiera o no estar orbitando al Sol".
El artículo afirmaba que el investigador científico de la NASA, John Anderson,
"tiene una corazonada de que el Planeta X está ahí afuera, aunque en ninguna parte cerca de los otros nueve."
El artículo concluía:
"Si él está en lo correcto, dos de los enigmas más intrigantes de la ciencia espacial pudieran ser resueltos: la causa de las misteriosas irregularidades en la órbita de Urano y Neptuno durante el siglo 19. Y que es lo que acabó con los dinosaurios hace 26 millones (sic) [en realidad 65 millones] de años. "
Esto nos lleva muy claramente a la primera anomalía, que sugiere que la Tierra era el desaparecido gran planeta Tiamat.
 


Primera Anomalía - Los Dinosaurios y la Gravedad

Es un hecho curioso de que el mundo antediluviano de alguna manera apoyaba a criaturas voladora de 350 libras, mientras que la gravedad de hoy sólo permite criaturas voladoras de un peso máximo de alrededor de 30 libras.

Incluso en las 25 libras, la grandes águilas cazadoras de Asia Central tenían grandes dificultades para despegar del suelo.
El Pteranodons volador (un "depredador antediluviano" en un mundo donde una inundación mundial ‘nunca sucedió’) se piensa ahora que fueron carroñeros, no pescadores.

Cómo estos "planeadores vivientes” podrían haberse dado a la fuga después de hartarse de carne podrida de dinosaurio es un verdadero rompecabezas, según Douglas Lawson, de U. Cal.

Como lo explica Ted Holden en "Dinosaurios y el Problema de la Gravedad" en El Anomalista, este reptil volador era bastante ligero, del tamaño de un pavo moderno, pero con una envergadura de hasta 50 pies.

Ha sido propuesto que algunos vertebrados voladores dependían de las corrientes de aire para el despegue. Esta teoría los habría tenido perpetuamente sentados en el borde de un acantilado a la espera de una brisa. Otros propusieron que tomaban impulso y se lanzaban al aire, pero la falta general de musculatura probablemente hacía a estos vertebrados incapaces de correr tan rápido.

Aún más importante,
"Alas de tal extraordinario tamaño no podrían haber sido agitadas cuando el animal estaba en el suelo", explica Holden.
Estos supuestos presentan un problema de ingeniería tipo Trampa-22:
El Pteranodon habría necesitado piernas altas como zancos para permitir que esas monstruosas alas batieran para levantarse del terreno.
Y este, ciertamente no es el más grande de los depredadores voladores antediluvianos. Según Robert T. Bakker en The Dinosaur Heresies, algunos pterosaurios tenían alas de una envergadura de 60 pies.

Bakker ha acordado que,
"una criatura así de grande se habría roto sus huesos de los brazos si tratara de volar".
Hay otros factores que actualmente limitan el tamaño de las criaturas de la Tierra. Vamos a considerar a los elefantes.

Como Holden, explica, es bien sabido que los animales del tamaño de los elefantes no pueden permitirse el lujo de caerse, y que incluso la más leve caída, por lo general puede resultar mortal, rompiendo huesos y destruyendo tejidos. Sin embargo, el elefante, ni siquiera vive un estilo de vida de depredador.

Como señala Holden:
Los depredadores viven luchando y tumbando a las presas. Uno podría pensar que esta consideración excluiría la existencia de cualquier depredador que fuera demasiado grande para soportar las caídas. Los estimados del peso del tiranosaurio, sin embargo, incluye especímenes más pesados que cualquier elefante. Esto parece ser una contradicción ...

Por otra parte, los elefantes son simplemente demasiado pesados para correr en nuestro mundo. Como es bien sabido, logran una especie de caminata rápida. Ellos no pueden saltar, y cualquier cosa parecida a un drenaje o canaleta los para en seco.

Los mamuts eran grandes, y más grandes que el más grande de los elefantes, y sin embargo, el arte del Pleistoceno los muestra claramente galopando.


Mito - Teoría de Saturno

Holden se pregunta si algún aspecto del entorno de la Tierra alguna vez pudo haber sido inmensamente diferente.
Él concluye,
"Hay categorías de evidencia, derivada de un cuidadoso análisis de los depredadores antediluvianos, para mostrar que las condiciones de gravedad en el pasado lejano, no eran las mismas que son hoy."
El concluye de que los super-animales del pasado de la Tierra no podrían vivir en nuestro mundo actual. Holden especula una explicación:
Las leyes de la física no cambian, ni la constante gravitacional, hasta donde sabemos. Sin embargo, algo era obviamente y masivamente diferente en el mundo en el que existían estas criaturas, y que la diferencia probablemente implicaba un cambio en la gravedad percibida.

Esta solución se deriva de la continua investigación de los neo-catastrofistas, es decir, los seguidores del fallecido Immanuel Velikovsky, y se conoce como la "teoría del mito de Saturno"...
El requisito básico para una percepción atenuada de la gravedad de la Tierra implica que la Tierra estaba en una órbita muy cercana alrededor de un cuerpo estelar más pequeño y mucho más frío (o cuerpo binario) que nuestro Sol actual.

Uno de los polos siempre estaría apuntando directamente a esta pequeña estrella cercana o sistema binario. La intensa atracción gravitacional que se retiraría de la Tierra en forma de huevo en vez de su actual forma esférica presente, de manera que el centro de gravedad del planeta estaría fuera del centro hacia la pequeña estrella.

Esto generaría el esfuerzo de torsión necesario para contrarrestar la fuerza giroscópica natural y mantener el polo terrestre apuntado en la misma dirección que giró en torno a la estrella.

Holden continúa sugiriendo algunas de las consecuencias de tal intensa tracción gravitacional:
  • Permitiría animales gigantes como los dinosaurios
  • Tendería a halar toda la masa terrestre de la Tierra a un solo continente (Pangea)
  • No habría estaciones, porque el polo de la Tierra estaría señalando a esta estrella o sistema binario
De hecho, la literatura antigua nos dice que en tiempos antediluvianos no habían estaciones.

Holden especula una explicación:
"El estado del sistema solar actual indica que este sistema anterior fue eventualmente capturado por una gran estrella, nuestro Sol actual. Sin embargo, las piezas de este antiguo sistema, no han desaparecido. La pequeña estrella de influencia o sistema binario del pasado aún permanece, a pesar de que ha terminado ya su reinado de poder. "
Holden sugiere que esas estrellas pequeñas son Júpiter y Saturno, las dos principales deidades de los sistemas religiosos de la antigüedad.

Él escribe:
"No hay razón porqué adorarían como deidades a dos planetas que la mayoría de la gente ni siquiera puede encontrar en el cielo de la noche, a menos que por supuesto, esos cuerpos ocuparan un lugar mucho más destacado en los cielos que hoy en día".

 
Efectos de Júpiter y Saturno en Orbes Cercanos

En efecto, si la Tierra estuvo una vez en la quinta posición, sus vecinos más cercanos habrían sido Júpiter y Saturno.

Uno de los debates más fascinantes de estas dos esferas está contenida en un libro de 1954, escrito por Rodney Collin, titulado The Theory of Celestial Influence.
Júpiter tiene doce lunas conocidas, cuatro de las cuales son visibles por el telescopio.

Como explica Collin,
"La relación de Júpiter al Sol, parece seguir un radio definido y significativo. El sistema de Júpiter, en número de satélites, su tamaño, distancia, velocidad de revoluciones y así sucesivamente, parece que nos presentan un modelo exacto del sistema Solar ".
Como Collin, explica,
"Júpiter, como el Sol, es una entidad total viva, o cosmos."
Collin, quien era discípulo de P.D. Ouspensky y G.I. Gurdjieff, afirma que el sistema de Júpiter está muy desarrollado y es casi un reflejo completo en miniatura del Sistema Solar.

Afirma,
"la influencia o la radiación producida por el sistema, debe ser extremadamente sutil, incorporando de un gran número de diversas frecuencias en relación armónica".
El sistema de Júpiter, Collin explica, incluye 15 a 20 frecuencias armónicas. El mundo de Júpiter debe producir "una extraordinaria riqueza de matices que lo pondría en la misma relación a Venus que un violonchelo a un silbato".

Collin, también señala que Júpiter y Saturno apoyan,
"sistemas completos de satélites y pudieran incluso ser ligeramente auto-luminoso, aunque esta luminosidad se vuelve imperceptible por el resplandor infinitamente mayor del Sol".
Collin observa que Júpiter y Saturno "evidentemente están tratando de convertirse en soles".

También señala que,
"cada 390 días, Júpiter y Saturno retornan a una relación media con la Tierra, y forman ángulos iguales con la Tierra y el Sol, y sus influencias se equilibran".
Así vemos, como nos dijo Holden anteriormente,
"las piezas de este antiguo sistema, no han desaparecido".


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