El primer ministro ruso alerta de que el posible envío de tropas extranjeras a Siria y el fracaso en las negociaciones de paz de este país conllevarían una “guerra mundial” permanente.
“Una operación terrestre implicaría a todos los participantes en una guerra. Por lo tanto, los estadounidenses y nuestros socios árabes tienen que considerar si quieren una guerra permanente”, asevera Dmitri Medevdev en una entrevista concedida este jueves al diario alemán Handelsblatt.
Medvedev habla en el contexto del inicio de la cumbre internacional de Múnich (Alemania) sobre Siria, días después de que Arabia Saudí anunciara estar dispuesta a desplegar sus fuerzas especiales en Siria si la llamada coalición anti-EIIL, liderada por EE. UU., decide enviar tropas de tierra al país árabe.
Mientras que el Gobierno sirio y sus defensores han criticado tales intenciones, Estados Unidos, socio de Riad, las ha celebrado. A su vez, Baréin y los Emiratos Árabes Unidos (EAU) han indicado estar preparados para un posible despliegue.
Medvedev apunta que sería imposible acabar una hipótetica guerra rápidamente, especialmente en el mundo árabe, donde “todos luchan contra todos”, por lo que enfatiza que todas las partes involucradas en el conflicto de Siria deberían verse“obligadas a sentarse a la mesa de negociaciones” en lugar de “desencadenar una nueva guerra mundial”.
En este sentido, se refiere a las intervenciones occidentales en Afganistán y Libia, así como al resultado obtenido para explicar que una operación terrestre en Siria podría resultar en un conflicto que durara decenios.“Las operaciones terrestres, normalmente, hacen que la guerra se vuelva permanente, fíjense en lo que pasó en Afganistán, en varios países más. Y a la pobre Libia ni la quiero mencionar”, recalca.
También declara que Rusia, país que realiza ataques aéreos en Siria contra objetivos terroristas desde el 30 de septiembre de 2015 y a petición del presidente sirio, no quiere ni tiene intención de participar en una operación terrestre en el país árabe, donde solo están presentes sus asesores.
En otra parte de la entrevista reprocha el que ciertos países continúen exigiendo la salida del poder del presidente sirio, Bashar al-Asad, —tal y como sigue haciendo Riad—, e indica que las diferentes evaluaciones de acciones determinadas emprendidas por los políticos de un país “no puede ser una razón para inciar una intervención o poner en llamas un país desde su interior”.
La comunidad internacional se esfuerza por poner fin a la crisis que vive Siria desde mediados de marzo de 2011, impulsada por grupos armados patrocinados por ciertos países extranjeros y que ha dejado más de 260.000 muertos, según cifras del opositor Observatorio Sirios de Derechos Humanos (OSDH), con sede en Londres (capital británica).
A principios de semana, el ministro de Exteriores ruso, Serguei Lavrov, indicó que Moscú ha propuesto a Washington un “plan absolutamente concreto” con el fin de acabar con la crisis siria, y el mismo jueves indicó que Rusia sigue esperando la repuesta e Estados Unidos al respecto.